"La mayor parte de los maestros espirituales sostienen que la evolución en consciencia de la humanidad, tanto a nivel individual como colectivo, está regida por leyes tan exactas como las que se han descubierto para el mundo material a través de la física y las demás ciencias naturales.
Mientras no se conocen la Leyes, se violan sin saberlo, produciendo sufrimiento a uno mismo y a los demás. El no conocerlas no quiere decir que no nos apliquen. Se sufre porque consciente o inconscientemente se actúa en contra de las Leyes Espirituales que rigen nuestra evolución; esto permite reconocerlas para evitar transgredirlas y vivir en forma más armónica con la voluntad de DIOS.
Aprendemos de las experiencias de sufrimiento o armonía de nuestra vida cotidiana. Si los resultados son amargos, las experiencias se repetirán hasta que el dolor nos sature.
Entonces iniciamos conscientemente un proceso de evolución hacia nuevos estado de consciencia. Esto es lo que los hindúes y budistas llaman KARMA, un proceso de aprendizaje a través de los resultados positivos o negativos de nuestras experiencias.
Las Leyes son las siguientes:
Este principio, también conocido como la Ley de la Unidad, establece que el universo, incluyendo a uno mismo, es una creación mental del espíritu, como un sueño de la mente divina.
Estamos en DIOS y DIOS está en nosotros, somos iguales en esencia aunque distintos en consciencia. Somos cocreadores con DIOS de nuestra propia realidad.
El universo físico no es otra cosa que DIOS plegado sobre sí mismo para experimentarse como alma, mente, energía y materia. Todos los procesos de la creación son medios a través de los cuales la DIVINIDAD se expresa.
Cada ser humano debe descubrir quién es, percatarse por su cuenta de que el verdadero YO es un centro de consciencia de DIOS y que somos en esencia hijos suyos que hemos adoptado una forma física para manifestarnos. No somos seres humanos que tienen experiencias espirituales ocasionales, sino seres espirituales que tienen experiencias humanas ocasionales. No tenemos un ALMA somos el ALMA.
2. PENSAR ES CREAR.
Los pensamientos son cosas, energía programada que tiende a materializarse. Ellos determinan lo que se manifiesta en función de la claridad de nuestros propósitos y la fe que tengamos en su logro.
De esta se derivan tres de las leyes señaladas por Deepak Chopra.
La primera la Ley del Deseo. Todo el universo, en su naturaleza esencial, es expresión de información y energía focalizada: voluntad creadora. La conversión de los deseos en realidad se logra a través de dos cualidades inherentes a la consciencia: la voluntad, que suministra energía, y el deseo que la focaliza.
Cualquier cosa en la que nos concentramos crecerá con fuerza en nuestra vida.
Cualquier cosa a la que dejamos de prestar atención se marchitará.
La segunda la Ley del Menor Esfuerzo. Es propio de la naturaleza humana hacer que los sueños se conviertan en realidad, siempre y cuando no pongamos obstáculos a las fuerzas naturales que hacen esto posible, permitiendo que la energía del universo fluya libremente. Cuando forzamos las soluciones, solamente creamos nuevos problemas. Si fijamos nuestra atención en el presente y lo aceptamos mientras esperamos a que una eventual solución aparezca entre el caos y la confusión, entonces surgirá lo más adecuado para nosotros. Esto equivale al “wu wei” del Taoísmo, consistente en lograr el mejor resultado a través de la comprensión de la naturaleza de aquello que deseemos intervenir, haciéndolo con el mínimo de perturbación de su esencia.
La tercera es la Ley del Desapego. Esta ley dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos ser capaces de vivir sin ella. Esto no significa que renunciemos a cumplir nuestros deseos, sino que dejamos su realización en manos de DIOS, que sabe mejor que nosotros, qué es lo que realmente nos conviene en esta etapa de nuestra evolución. Tan pronto como renunciamos al resultado, combinando al mismo tiempo nuestros deseos con la confianza en la sabiduría y poder infinito de las leyes impersonales del universo, conseguimos lo mejor para nosotros. El apego se fundamenta en las necesidades de nuestra personalidad, el desapego en la confianza en la voluntad de DIOS. Por medio del desapego encontramos la seguridad nacida de saber que todo lo que nos sucede es lo mejor para nosotros en el aquí y ahora de nuestra vida, armonizando nuestra voluntad con la voluntad divina.
3. EVOLUCIÓN.
El sentido de la vida es SER, manifestar todas nuestras posibilidades. Esto lo hacemos evolucionando mediante el aprendizaje que nos proporcionan nuestras experiencias. Nada puede evolucionar sin transformarse. Esta ley determina cuáles son las tareas que nos corresponde realizar para ir avanzando en nuestro aprendizaje evolutivo. Hacer de la auto-realización, es decir del llegar a ser el que potencialmente somos, el eje consciente de nuestras vidas, es una fuerza muy poderosa pues le da sentido a nuestras experiencias, no importa lo dolorosa que ella sean.Todo en el universo es perfecto, cada una de las experiencias que vivimos nos enseña algo. El proceso evolutivo termina cuando el alma individual se une a DIOS, la fuente de la que procede.
Derivada de ésta aparece la que Deepak Chopra llama la Ley del Dharma o Propósito en la Vida. Esta ley afirma que nos hemos manifestado en forma física para cumplir una misión.
La ley del DHARMA tiene dos componentes.El primero es la expresión de nuestra ventaja comparativa. Éste dice que todo ser humano tiene un talento tan único en su expresión que no existe otra persona sobre la tierra que lo tenga o que lo exprese de la misma manera en que él lo hace.
Somos únicos e irrepetibles. Esto quiere decir que hay una cosa que podemos hacer o una manera de hacerlo, que es mejor que la de cualquier otra persona en este planeta. Esta ley, unida a la del menor esfuerzo, aplica particularmente a las elecciones que hacemos en nuestra propia vida, sugiriéndonos que debemos construir sobre fortalezas, las nuestras y las de los demás, y no sobre debilidades
El segundo componente es el servicio a la humanidad. Cuando cambiamos la capacidad de expresar nuestro talento único con el servicio a la humanidad, usamos plenamente la ley del dharma y experimentamos la realización de nuestro propio ser incluyendo la satisfacción de nuestras necesidades materiales.
Esta ley Establece que atraemos lo que convocamos con nuestros sentipensamientos.
Derivada de la anterior se encuentra la que Gerardo Schmedling llama la Ley de la Correspondencia que determina que tengamos las experiencias que necesitamos para nuestra evolución y que ninguna de ellas sea más fuertes que nuestra capacidad de manejarlas.
5. POLARIDAD
Todo en el universo se manifiesta en forma dual, todo tiene polos opuestos: calor y frío, alto y bajo, norte y sur, luz y oscuridad, grande y pequeño, duro y suave, temor y valor, amor y odio, bien y mal etc. Los opuestos son idénticos en su naturaleza,pero difieren en grados. Toda paradoja puede ser resuelta en un nivel superior de pensamiento. Rige la interacción entre los contrarios, necesaria para poder crear cualquier cosa. Determina equilibrios basados en la tensión entre los opuestos entre los opuestos. De esta ley se derivan dos adicionales señaladas en el Kybalion.
Una de ellas es la Ley del Ritmo, que establece que todo movimiento en el universo es pendular. Todo fluye , todo cambia de un polo a otro.
La otra es la Ley de Género, que determina que toda la creación tiene energías masculinas y femeninas. La primera está relacionada con el dinamismo y la segunda con la receptividad. Combinadas generan toda la manifestación.
La Ley de la Polaridad puede ser trascendida usando nuestra facultad de convertir en realidad nuestros pensamientos, fijando la atención en la polaridad positiva.
6. CAUSALIDAD
Toda causa tiene un efecto, todo efecto tiene una causa. Lo que llamamos azar es simplemente un efecto cuya causa desconocemos. Hay muchos planos de causación pero nada escapa a esta ley. La causalidad opera en forma circular. Los efectos se vuelven causas de las mismas causas que los originan. Todo está relacionado con todo. No obstante, las leyes de los planos superiores priman sobre las de los inferiores.
Esta ley le da la razón a Einstein en la célebre discusión que tuvo con Heissenberg relacionada con el principio de incertidumbre. Para el segundo la incertidumbre es característica del cosmos lo cual implica la posibilidad de efectos sin causas. Para el primero DIOS no juega a los dados con el universo.
A un nivel más alto de pensamiento esta aparente contradicción, puede no obstante, ser conciliada. Así, aunque puede aceptarse que la incertidumbre es característica del universo esta no se debe a que existan fenómenos sin causa, sino a la dificultad de conocer todas las causas en un mundo en donde todo está relacionado con todo, y aun conociéndolas, a poder procesar la inmensa cantidad de causalidades interrelacionadas. Solo en la mente infinita se podría dar el conocimiento de todas las causas y la capacidad de interrelacionarlas, pudiendo predecir con exactitud el futuro.
Lo anterior no implica determinismo alguno, pues el hecho de conocer lo que va a pasar no significa que ese conocimiento sea la causa de lo que suceda.
De este principio se deriva el que Deepak Chopra llama Ley de la Reciprocidad. que establece que recibimos lo que damos. Practicarla, según él, es muy sencillo: si deseamos amor, demos amor, si deseamos atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás, si deseamos riqueza material, ayudemos a otros a conseguirla. De esta manera el modo más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás lograr lo mismo.
DIOS es amor. Todo lo que sucede en el universo sucede por amor. Establece en nuestras decisiones la conveniencia de elegir siempre el amor.
El mínimo esfuerzo lo hacemos cuando nuestros actos brotan del amor. Cuando esto sucede no hay desperdicio de energía sino que por el contrario, ésta se potencializa. El amor concebido de esta forma equivale a lo que los griegos llamaron ÁGAPE y surge de la consciencia de nuestra relación con la totalidad y la unidad que tenemos todos en DIOS, que es todo lo que es.
No es cuestión de creer en la existencia de las anteriores leyes, es asunto de verificarlas día a día en todas nuestras experiencias de vida. Detrás de todo lo que vemos existe una Ley conocida o desconocida.
La diferencia entre vivir de acuerdo con estas leyes o no hacerlo es muy fácil de detectar. Para Gerardo Schmedling, una cosa es lo que tenemos y otra es lo que deseamos y no podemos conseguir. Todo lo que tenemos está dentro de la Ley, todo lo que deseamos sin poderlo conseguir está por fuera de la Ley. Necesitamos todo lo que tenemos porque son las herramientas que requerimos para vivir nuestras experiencias y desarrollar nuestra consciencia.
No se trata por otra parte, de no hacer nada; la vida responde a las acciones, no a la inercia. Cuando deseamos algo que aún no tenemos y al actuar comenzamos a obtener resultados, la vida nos está mostrando que eso puede ser para nosotros, que eso es lo que necesitamos. Si obtenemos logros así sean pequeños, vamos avanzando en nuestros objetivos, aunque sea a paso lento. Si no pasa así es conveniente detenernos a reflexionar si lo que queremos es lo que necesitamos para la evolución de nuestra consciencia.
Cuando fluimos con las Leyes del Universo el resultado es bienestar, cuando no, sufrimiento. Cuando la vida nos está mostrando continuos bloqueos para lograr algo, nos está diciendo que nos adaptemos a esa situación por difícil que sea. Cada vez que estamos agobiados de problemas, que no encontramos salidas por ningún lado, estamos actuando en contra del orden del universo, posiblemente sin saberlo. En ese momento podemos reflexionar y preguntarnos en donde estamos quebrantando las Leyes del Universo.
Nuestra felicidad está únicamente en la capacidad de aceptar la vida como es y no como a nosotros nos parece que debería ser. Es renunciar a todo aquello que deseamos y que la vida se niega a darnos y comenzar a disfrutar todo lo que tenemos.
Cuando no valoramos lo que tenemos corremos el riesgo de perderlo."
Magnifica exposición de las Leyes Universales, que actúan sobre todo lo manifestado y que tienen por finalidad impulsar la evolución de todo lo creado.
ResponderEliminarUn abrazo